La universidad catalana ha apostado por la equidad y el desarrollo sostenible en su organización
Artículo de opinión de Mónica Figueras, directora del Posgrado en Comunicación y Periodismo de Moda 3.0 del UPF-IDEC y vicerrectora de Responsabilidad Social y Promoción de la UPF
La universidades, para la mayor parte de la sociedad, son sinónimo de formación superior y de investigación. Pero, más allá de estas dos misiones, las universidades de nuestro entorno tienen cada vez más interiorizada y asumida una “tercera misión”, orientada hacia la transferencia y la valorización del conocimiento generado. Y en esta tercera misión tiene cabida la responsabilidad social, entendida como la aportación directa de los centros de educación superior y de investigación en el bienestar y desarrollo de la propia comunidad universitaria y, en general, de la sociedad a la que sirve. Es bajo esta premisa que entendemos que las universidades públicas deberían fundamentar buena parte de sus actuaciones.
El profesor François Vallaeys, señala que la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) debe ser concebida como una política de calidad ética de la comunidad universitaria, llevada a cabo mediante la gestión responsable de los impactos educativos, cognitivos, laborales y ambientales que la universidad genera, en un diálogo participativo con la sociedad, con el objetivo de mejorar la academia y promover el desarrollo humano sostenible.
La RSU es una de las prioridades del actual equipo de gobierno de la UPF. Hace dos años se creó un programa con ese nombre que reúne diferentes unidades y servicios para trabajar de forma transversal. Con el mismo criterio se creó el vicerrectorado de responsabilidad social. Este compromiso tiene vocación de permanencia y queremos que forme parte de los valores y las actividades diarias de la institución.
Es en este sentido que se está trabajando para introducir líneas de investigación, conocimiento y competencias sobre responsabilidad social profesional, sobre perspectiva de género y sobre sostenibilidad, en las actividades docentes. Porque si bien es cierto que estamos formando futuros profesionales y directivos de organizaciones y empresas, líderes políticos y sociales, también lo es que estamos formando ciudadanos activos y con conciencia crítica, que puedan trabajar por la evolución hacia un modelo de desarrollo sostenible en un sentido amplio.
Asimismo, la UPF, como organización, está incorporando la responsabilidad social también al modelo de gestión para hacer este compromiso integral. Son ejemplos el nuevo modelo de gobernanza, que viene quiere más ágil y eficaz basado en la descentralización y la corresponsabilidad, o el establecimiento de un programa de ayudas propias a estudiantes con situaciones de dificultades económicas sobrevenidas, junto a las bonificaciones , becas y prácticas en la propia universidad; o el conjunto de mejoras acordadas con la parte social para avanzar en el bienestar de los trabajadores (plan piloto de teletrabajo, medidas para la conciliación vida laboral-familiar y planes de formación, entre otros).
El verdadero reto consiste, pues, a adoptar medidas, tanto en el mundo académico y docente, como en el funcionamiento de la organización, que permitan evaluar si estamos tan sólo en un marco conceptual y de declaraciones bienintencionadas o si estamos ante un verdadero compromiso con la equidad y el desarrollo sostenible para implicarnos en la mejora de la sociedad de la que formamos parte ya la que servimos, como universidad pública.
Fuente: http://www.lavanguardia.com/economia/tu-espacio-profesional/20150311/54428046072/responsabilidad-social-upf.html